El rascacielos más alto de China inaugurado en 2015 con 632 metros, 128 pisos, 106 ascensores extremadamente rápidos es el primer gran rascacielos sostenible y el segundo en altura del mundo después del Burj Khalifa 828 metros.
Para el proyecto se presentaron numerosos estudios de arquitectura y diseño. La propuesta innovadora seleccionada fue la de Gensler con el objetivo de hacer una torre de gran altura, ecológica y eficiente donde todos los elementos cumplen dos o tres funciones a la vez.
Uno de los mayores retos de la edificación era soportar las cargas laterales del viento sobre la estructura y para ello se diseñó una fachada de cristal en forma de espiral que a su vez permite reutilizar el agua de la lluvia para el aire acondicionado y calefacción del edificio generando a su vez aislantes térmicos naturales.
¿Qué se puede aprender del edificio más alto de China?
La ecología y eficiencia son aspectos muy importantes a su vez que ha de considerarse siempre los posibles efectos externos que puede sufrir y generar la estructura y adaptarla de la mejor forma posible a su entorno en la que el diseño juega un papel clave.
Esta infraestructura demuestra claramente las tendencias de la arquitectura en el futuro.