Muchos de los elementos que componen nuestro día a día están compuestos por algún tipo de material metálico, pero ¿sabías que estos se pueden reciclar y darle un nuevo uso?
Desde latas de refresco hasta electrodomésticos y coches tienen piezas de metal, no solo las grandes estructuras metálicas que vemos en los edificios son posibles de reciclar. Este material suele considerarse como chatarra que esparcir en los vertederos, pero esto tiene un gran impacto en el medio ambiente. Las partículas que pueden propagar por el aire son contaminantes al exponerse a diversas condiciones del clima, por ello es importante que la sociedad comprenda la importancia del reciclaje y tratamiento para este material.
Durante el proceso de reciclaje los elementos que conforman un objeto o pieza metálica se descomponen para ser tratados según sus características. El acero es uno de los metales más comunes y, a su vez, más reciclados, una de sus ventajas más importantes es que sufre muy poca degradación durante el proceso de reciclado y por eso puede pasar por el varias veces. Por otro lado, el reciclaje de aluminio consume mucho menos que la creación de dicho material, por ello al tratar este elemento se ahorra energía.
El proceso de reciclaje de elementos metálicos comienza con su recogida o entrega en los puntos específicos. Luego hay que realizar una valoración y clasificación de los materiales en férricos (hierro y acero), no férricos (otros metales) o mixta, la cual tiene mezclados elementos férricos y no férricos. En función de su dimensión se tratan de manera manual o automatizada y se clasifican, se cortan o se empaquetan según la utilidad que se les vaya a dar. Una vez terminado el proceso de reciclaje se transportan a diversas empresas que se encargan de su fundición y reutilización en otro tipo de elementos como vigas, chapas, etc.